Piensa que lo que ahora te parece un sacrificio se acabará convirtiendo en el mayor logro de tu vida.

La resignación es el suicidio cotidiano. Pero, paradójicamente, la solución a esa resignación es un suicidio a largo plazo. Quiero decir, no podemos conformarnos con lo que tenemos si no nos gusta, pero por otro lado, nadie nos asegura que vaya a salir bien el hecho de intentar cambiarlo. También dicen que el que no arriesga no gana, pero en este caso el riesgo es demasiado alto. Por tanto, la pregunta es: ¿merece la pena? Sí. Mi respuesta, indudablemente, es que sí. Lo que tenga que ser será, y si he de fracasar, fracasaré, pero lo que tengo claro es que no voy a darme por vencida sin ni siquiera intentarlo, porque eso, ya desde el principio, es un fracaso absoluto.