Y pronto olvidarás el fugaz placer que encontraste entre sus piernas.

martes, 28 de mayo de 2013

A veces pienso que la gente se hace yonqui sólo porque su subconsciente anhela un poco de silencio

Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact-disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud: colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elije el bricolaje y pregúntate quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el puto sofá a ver teleconcursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima, en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida. Pero, ¿por qué iba a querer hacer algo así? 
Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones.
¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?


















Trainspotting.




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