Al principio se descorchó un poco. ¿Y luego? Le empezaron a salir agujeros. No le di importancia, lograría reconstruirlo. O eso pensaba. Lo dejé estar, hasta que un día me di cuenta de que estaba demasiado roto para arreglarlo. No había vuelta atrás. ¡Y yo que pensaba que era un muro bien fuerte! Quizás el fuerte eres tú...
Y hoy... bueno. Se podría decir que hoy de mi muro, por no quedar, ni siquiera quedan escombros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario