El eslabón más frágil y pequeño de entre un montón de gigantones.

A veces me pregunto si lo estoy haciendo bien. Si realmente me sirve de algo ir a contracorriente, llevar la contraria a todo el mundo que no entiende mis motivos. Siento que las cosas no cambian, y que puedo intentar mil cosas diferentes, que no voy a conseguir nada. Pero siempre llega un gesto, una sonrisa, una palabra de apoyo, que me hace sentir idiota por pensar de esa forma. Y me siento tan frágil, tan pequeña, tan dependiente de esas personas, que realmente me aterra el hecho de perderlas, de quedarme sola de nuevo. Pero he optado por no pensar de esa forma, por preocuparme del presente y únicamente del presente. Coño, que la vida es muy corta, pero la noche es muy larga.